6.3 José Joaquín Bermejo

Probablemente José Joaquín Bermejo es de origen pardo o mulato, perteneciente a la segunda generación de grandes retratistas activa en la capital del virreinato durante la segunda mitad del siglo XVIII.

Aunque no está probado que fuese discípulo de Cristóbal Lozano, la influencia de esta figura es crucial para el apogeo dieciochesco de la escuela pictórica limeña. Se hace evidente en buena parte de su producción.

Ello se deduce no sólo de la marcada cercanía estilística entre ambos, sino de las varias ocasiones en que Bermejo copió composiciones del maestro. 

A partir de 1786, Bermejo emprenderá, en compañía de Julián Jayo, el ciclo pictórico más relevante del momento: la vida de san Pedro Nolasco en el claustro de la Merced.

Después de una larga carrera, el artista desempeñaba hacia 1792 el cargo de “maestro mayor del arte de la pintura”, por disposición del virrey Gil de Taboada y Lemos. De aquellos años finales datan su retrato de José Antonio Ruiz Cano, marqués de Sotoflorido, que evidencia un lenguaje formal más austero y afín con los nuevos tiempos, además de una Santísima Trinidad, en Santa Rosa de las Monjas, obra religiosa de un cariz sentimental y amable.

  • Entre sus obras más importantes se encuentran:
Conde Sotoflorino, José Joaquín Bermejo (1760) Colección particular, Lima-Perú


San Pedro Nolasco en faldas las de Monserrat, José Joaquín Bermejo (1785) Convento de La Merced


Señora Doña Mariana Belsunse y Salazar, José Joaquín Bermejo (1780) Brooklyn Museum


La Trinidad, José Joaquín Bermejo (1792) Colección Barbosa Stern

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