(1635-1710). Pintor indígena
Quechua. El maestro más favorecido por el mecenazgo de Mollinedo fue, sin duda,
Basilio de Santa Cruz Pumacallao. Su carrera había empezado hacia 1661. Al año
siguiente firmaba el San Laureano mártir, en el convento de la Merced, que
revela a un retratista y pintor religioso de gran aliento. Posteriormente
realiza en el convento franciscano una parte de la serie sobre la vida de San
Francisco de Asís (1667), obra que despertó la admiración del virrey Conde de
Lemos al visitar la ciudad en 1668. A partir de 1690, Santa Cruz se hará cargo
de las principales obras decorativas de la catedral por encargo de Mollinedo,
lo que significa su consagración definitiva como pintor. Sin duda un gran
exponente de la escuela cusqueña de pintura.
Sus principales obras fueron:
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